6 - D. MANUEL ROXAS Y ACUÑA (1 ENERO, 1892 – 15 ABRIL, 1948) EL QUE SUPUESTAMENTE SE RESISTIÓ EN HACER GRANDES IMPRÉSTITOS A LOS BANCOS WASP USENSES.


Manuel Roxas y Acuña nació, a principios de 1892, en la provincia de Cápiz, Isla de Panay, Visayas. Su padre Gerardo Roxas era mestizo de español que, según lo que se contaba en la Ciudad de Cápiz, (hoy Ciudad de Roxas), murió de algo como un duelo por el que el cura párroco de su pueblo se resistió en darle un funeral católico. Se habló además de que era miembro de la masonería norteamericana, detalle que era de la displicencia de sus compoblanos que, todavía, se adherían a la soberanía de la Primera República de Filipinas.

Su madre enviudada, Rosario Acuña, heredera de una familia más o menos acomodada, se cuidó en educarle con esmero juntamente con sus dos otros hermanos, Mamerto y Margarita.
Manuel estudio en la Universidad de Manila (luego UM) , fundada por el maestro y músico Don Mariano Jócson, recordado como el autor del “Himno Filipino al Idioma Español”. Allí mejoró su conocimiento del idioma castellano. Pero siguiendo “la tradición masónica” de su difunto padre, el joven Manuel Roxas se matriculó en el Colegio de Derecho de la Universidad de Filipinas, o la University of the Philippines fundada en 1908 por los neocolonialistas WASP usenses para competir con la vieja Universidad de Santo Tomás.

Allí se educó, Don Manuel, en inglés graduándose en 1913. Pasó el examen de abogados o el “bar examinations” en ese mismo año llevándose los más altos honores. De allí su ambición fue hacerse político.

En 1921, “sus conexiones masónicas” con los neocolonialistas norteamericanos le hicieron ganar un escaño en la Cámara de Representantes de Filipinas donde se le eligió Vocero o Presidente de la misma.

Cuando se estableció la Mancomunidad Filipina con EE.UU. en 1935, Don Manuel Roxas fue también miembro de la Cámara Unicameral y Secretario de finanzas del Presidente Manuel Luis Quézon hasta 1941, “que también era un alto miembro de la masonería WASP usense en estas islas”.

Los filipinos de habla-hispana le mal-recuerdan como el que trabajó para que se vetase la aprobación presidencial de una ley del Representante Don Pascual B. Azanza, de Leyte, que proponía la enseñanza del castellano en los niveles de la educación Secundaria (High School) y Universitaria de Filipinas. Lo que se entendía como “su conducta subsirviente” ante los dominadores WASP usenses fue considerado por el patriótico electorado filipino como “un defecto grave y peligroso”. Sus enemigos le moteaban como el político filipino que “se acerca al sol que más calienta”. Don Manuel Roxas quedó tan malquisto que hasta que se señalaba, en frecuentes conversaciones particulares, el “mal fin” que le esperaba a raíz de un vaticinio pronunciado por una monja clarisa en 1840 por el que todos aquellos caudillos filipinos que traten de desarraigar el idioma español de Filipinas, quedarán castigados con un “mal fin” que, a veces, “ha de ser lento a la vez de violento”.

El Presidente Manuel Luis Quézon, conocido por su carácter temperamental, le llegó a dominar muy acabadamente a Don Manuel Roxas hasta en su vida personal. Quézon le dijo hasta con quién se debiera casar. Tras lograr las enmiendas de la Constitución Filipina de 1935 para incluir en ella el “parity amendment” por el que se les daba a los WASP usenses los mismos “derechos de paridad”, (derechos natos de los nacionales filipinos), de explotar todos los recursos naturales de estas islas, se habló que don Manuel Roxas tuvo que casarse con la belleza de San Miguel de Mayumo (Provincia de Bulacán) ,Doña Trinidad Sevilla de León, en vez de su novia comprovinciana, la famosa cantatriz de opera, Doña Jovita Fuentes “por razones de política”.

Jovita Fuentes era una soprano de tan aquilatado timbre que triunfó en las salas de ópera en España y en Italia. Y se le recuerda hasta nuestros días por su triste y romántica canción titulada en bisaya “¡Ahay Kalisud¡” que también cantaba con letras en español bajo el título de “¡Ay, ay qué dolor!”. Es creencia popular que esta canción la dedicaba Jovita Fuentes a su admirado Don Manuel Roxas. Desde luego que este episodio “romántico” le hizo más popular a Don Manuel Roxas ante el ordinario público filipino. Esa popularidad pareció favorecerle ya que se preparaba para ser el siguiente Presidente de Filipinas en contra del conservador y muy respetado Don Sergio Osmeña.

Pero la ocupación japonesa de Filipinas interrumpió lo que se describía como el asenso meteórico de Don Manuel Roxas. El ejército WASP usense se escapó a EE.UU. con el General Douglash MacArthur a la cabeza. Pero el Gral. MacArthur se fue primero en submarino a Australia llevándole, como su rehén al, Presidente Manuel Luis Quézon y familia, antes de, al fin, llevarlos a EE.UU.

Don Manuel Roxas, abandonado a su suerte en Filipinas, fue capturado por los japoneses en 1942. Pero el Presidente, Don José P. Laurel, valiéndose de su influencia sobre el ejército japonés le mandó libertar y le hizo su consejero sobre economías. En resumidas cuentas, Don Manuel Roxas era uno de los que también firmó la ley orgánica, o constitución, que creó la República Filipina apadrinada por el ejército japonés de ocupación. También sirvió a los ocupantes japoneses aunque se alega que se mantenía en contacto con la guerrilla secreta local que seguía siendo leal a los WASP usenses.

Cuando llegaron los “libertadores WASP usenses” Don Manuel Roxas fue uno de los que fueron arrestados, acusados y encarcelados “por colaborar con el enemigo japonés”. Se vio encarcelado por un tiempo hasta que el General Douglash MacArthur, por ser su hermano en la masonería, lo mandó exonerar. Y es cuando Don Manuel volvió a la política, financiado por los WASP usenses, para que sea elegido el primer Presidente de la ahora “independiente“ Republic of the Philippines.

Pero la independencia de la “Republic of the Philippines” estaba impuesta sobre las ruinas de la guerra de EE.UU. con el Japón. La economía filipina quedó totalmente paralizada. Como bien dijera el escritor Nick Joaquín“,

“But when independence came, how were we? A nation in ruins, a nation a-stink with rotting corpses, a nation in charity rags fed with charity rations, a nation even more mendicant than before in the American market.” P.328, The American Interlude, de su libro “Culture as History”, Manila, 2004.

“Y cuando vino la independencia, ¿cómo nos encontrábamos? Una nación en ruinas, una nación que apestaba con el hedor de cadáveres por doquier en estado de putrefacción, una nación en andrajos que apenas se alimentaba de raciones de limosna, una nación más mendicante que nunca ante el mercado americano.”

Don Manuel Roxas, ya elegido presidente por la ayuda financiera que los WASP usenses le dieron, no vivía ajeno a la miserable situación en que se encontraba la República Filipina que el presidía. Los que le conocieron de cerca afirman que él estaba altamente preocupado por los problemas a resolver. Sobre sus hombros presidenciales había caído la obligación de reconstruir al país. Lo que le quedaba de cultura hispana, según los que le conocían de cerca, le recordó lo que es ser buen filipino y luchar para el bien de su patria.

Por eso, cuando sus amigos y consejeros WASP usenses le propusieron que hiciera grandes empréstitos a los grandes bancos prestamistas para supuestamente financiar la reconstrucción de Filipinas, Don Manuel Roxas vaciló. Con objetividad estudió la situación filipina y al enterarse que el gobierno filipino, su gobierno, quedaría endeudado a los prestamistas WASP usenses, por el que les daba el derecho de dictar sobre él, y su entero gobierno, en la política económica, militar y hasta lingüístico que se ha de imponer mediante su presidencia, el Presidente Manuel Roxas, se disgustó. Pero hombre prudente y recatado que era, supo ocultar su displicencia personal ante la idea de endeudar a un país arruinado como el de él.

Bien sabría Don Manuel Roxas que la destrucción y la ruina de su país fue causado por los mismos WASP usenses que ya lo venían explotando económicamente con el “parity rights” tras involucrarlo en su guerra contra el Japón. Y no cabe duda, nos dicen los que lo conocieron en esos momentos importantes de su vida presidencial, que se indignó y entendió como un filipino de la cultura de Don Sergio Osmeña no quiso invertir ni un céntimo para una campaña electoral que le haría un presidente controlado por los neocolonialistas WASP usenses cuya agenda es controlar los destinos de Filipinas mediante el progresivo endeudamiento de su gobierno.

Los amigos y consejeros WASP usenses que le rodeaban al Presidente Manuel Roxas se habrían dado cuenta de la renuencia con que se mostraba cuando se le hablaba sobre el tema de hacer “un foreign loan” (un préstamo extranjero) a sus bancos en Nueva York.

En una ocasión, lo invitaron a pronunciar un discurso en su base aérea de Nichols, cera de Manila, y tras tomar un baso de agua cayó instantáneamente muerto de un infarto. No ha faltado desde entonces la sospecha de que fue envenenado dentro de aquella base norteamericana. Y hasta se alega que fue con cianuro. Y el motivo de tal asesinato se centra en su renuencia, y resistencia, en hacer los sugeridos “foreign loan” a los bancos usenses.

Don Manuel Roxas Acuña, resulta ser al final de cuentas, un gran patriota filipino y un buen y leal presidente de su pueblo.

Autor: D. Guillermo Gómez Rivera.

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